lunes, 11 de noviembre de 2013

Marx, Nietzsche, Freud... y Francesc Torralba

Marx, Nietzsche y Freud, vistos por Inês Castel-Branco
Cuando fundamos Fragmenta, hace seis años, teníamos muy claro que debíamos dar espacio a la crítica a la religión. Si queríamos que fuese creíble nuestra apuesta por la religión desde una perspectiva no confesional, había que incluir entre nuestras temáticas la sospecha ante los fenómenos religiosos. ¿Por dónde empezar? Por los clásicos, naturalmente. Es decir, por los maestros de la sospecha (Ricoeur dixit) por antonomasia: por Marx, por Nietzsche y por Freud.

Pedimos, pues, a Francesc Torralba, catedrático de filosofía de la Universitat Ramon Llull, que acercara al lector estas tres figuras maestras del arte de pensar, haciendo especial hincapié en sus críticas no solo a la religión, sino también a la antropología heredada. El resultado fue una pequeña joya publicada inicialmente en catalán, y que Carla Ros acaba de verter al castellano: Los maestros de la sospecha. Marx, Nietzsche, Freud.

Se trata de una obra breve, pero sumamente sustanciosa. Una obra, además, plenamente «torralbiana», si se me permite el adjetivo, dado que el «corpus» bibliográfico de Francesc Torralba hace tiempo que adquirió unas dimensiones considerables. A sus 46 años, Francesc Torralba lleva 82 libros publicados. Su primer libro tiene fecha de 1990 (el autor tenía 23 años). Hagan cuentas y verán el ritmo vertiginoso de su escritura. Lo peor, para envidia de sus amigos y enemigos, es que en sus libros siempre hay sustancia, siempre aportan algo, nunca caen en la insignificancia.¿Cómo se consigue eso?

Francesc Torralba
Los maestros de la sospecha es, digo, una obra plenamente «torralbiana», porque tiene los rasgos que caracterizan todos sus títulos. Veámoslo:

1. Claridad: Francesc Torralba es un filósofo al que se le entienden las ideas. Para sus detractores, eso es un demérito. Yo, en cambio, soy un ferviente partidario de aquella máxima orteguiana según la cual «la claridad es la cortesía del filósofo». No creo que sea posible establecer una relación proporcional entre el valor de un filosófo y el carácter críptico de su escritura.

2. Pedagogía: saber divulgar (lo comentaba aquí hace unos días a propósito de Tamayo) es virtud, no vicio. Es normal que un filósofo tenga varios registros de escritura: a veces se escribe para colegas (un artículo académico en una revista científica, por ejemplo); a veces se escribe para iniciados; a veces, se escribe para que nos lea un lector culto pero no iniciado, y a veces se escribe incluso para lectores no necesariamente cultos. Los maestros de la sospecha yo diría que es un libro dirigido a un tipo de lector culto, que puede ser académico pero que puede perfectamente no serlo. Si ha leído a Marx, a Nietzsche y a Freud, el lector disfrutará sin duda con la presentación y los análisis de Torralba. Pero si no los ha leído, el libro le servirá para tener una idea muy clara sobre estos tres autores y sus sospechas.

3. Equilibrio entre exposición y opinión: la prosa de Torralba es en gran medida expositiva. Precisamente por su voluntad pedagógica, su principal preocupación es proporcionar al lector un estado de la cuestión cabal sobre el asunto del que trata en cada momento. Pero, sobre este fondo expositivo (neutro), el autor introduce aquí y allí, siempre con discreción, su propia opinión. El lector atento es capaz de percibir claramente la transición entre el lenguaje objetivo y el subjetivo. Hay autor en cuyas obras el yo irrumpe en cada página, autoafirmándose continuamente y desdeñando sin piedad las visiones distintas sobre el mismo asunto. Torralba no es de esos. Torralba prefiere, en primer lugar, informar, y en segundo lugar, y siempre con un exquisito respeto al lector, opinar.

4. Rigor: Torralba cita a muchos autores, pero nunca abruma con sus citas. Su prosa es rica en erudición, pero no sepulta sus tesis tras una cortina de referencias bibliográficas. En sus obras comparecen siempre los autores de la tradición filosófica occidental, incluida la filosofía contemporánea, pero también los grandes textos de la sabiduría oriental. También aparecen siempre referencias a la tradición literaria (a veces descubre, donde menos se esperaría, textos literarios con una carga filosófica o religiosa enorme). Sin olvidar, naturalmente, las referencias a investigadores de hoy: antropólogos, sociólogos, teólogos, filósofos…

Los maestros de la sospecha
Ante Marx, Nietzsche y Freud caben varias posturas. Una posibilidad es sucumbir ante su poder de seducción. Recuerdo que Rafael Argullol nos invitaba, en sus clases de doctorado en la Universitat Pompeu Fabra, a «defendernos de la propia seducción de Nietzsche». Otra posibilidad es la refutación apresurada. Francesc Torralba no cae en ninguno de los dos peligros. Lo que hace es tomarse en serio, muy en serio, sus críticas a la religión y a la antropología heredada, y entrar en diálogo con ellas.

Vicenç Villatoro y Francesc Torralba
Empezamos el proyecto de Fragmenta acogiendo, pues, la sospecha ante los fenómenos religiosos de los tres críticos de la religión más relevantes de la Modernidad. Más tarde, publicamos dos libros de diálogo explícito entre la creencia y la increencia: el diálogo entre Luc Ferry y Philippe Barbarin (¿Quin futur per alcristianisme? Un cardenal i un filòsof, cara a cara, en catalán) y el diálogo entre el mismo Francesc Torralba con el ateo Vicenç Villatoro (Con o sin Dios. Cuarenta cartas cruzadas, en catalán y castellano). Confío que, en el futuro, podremos continuar esta línea de trabajo con otros títulos.

Con o sin Dios. Cuarenta cartas cruzadas

1 comentario:

  1. Siempre he pensado que para explicar un tema claramente, previamente el autor ha de tener las ideas claras y ordenadas, pero no siempre alcanzadas estas premisas se es capaz de expresarlas de manera que el lector las pueda comprender sin demasiado esfuerzo. La capacidad de Torralba de adecuar su discurso al público al que va dirigido quizás sea una de las cualidades que mas agradece el receptor.
    La obra Los maestros de la sospecha es una pequeña joya.

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